viernes, 23 de noviembre de 2012

Me quede en tu precipicio.

No quiero que esto suene a poeta barato, solo a último aliento antes de tirarme en picado contra ese barranco al que me enfrento, porque hoy vuelvo a tener esas ganas incontrolables de escribir de ti, y la verdad, estoy cansado de matarlas.

Así que buscaré esas canciones que ya no están en mi móvil, prohibidas por recordarme lo que tuvimos a cada compás, releeré esas cartas que te escribí pero nunca reuní el valor de darte y volveré a acostarme en esa cama que fue únicamente tuya, donde después el perfume del aroma de tu espalda me ha torturado cuando ya no estabas.

En fin, me toca soñar  tu ausencia, desear que vuelvas en un día de esos en los que todo me sale irreversiblemente mal , porque a pesar de tu pasotismo de pocas palabras y de ese último beso que naufrago, en el calor insoportable de un mes de agosto, soy desgraciadamente tuyo, por mucho que me pese o triste que suene.



No hay comentarios:

Publicar un comentario