Conozco a la perfección el olor que desprenden las sábanas al despertar, cuando estoy contigo, la manera que tienes de colocarte el pelo al caminar, lo profundo de tus ojos cuando miras y esa última curva que se desliza, silenciosa, entre tus caderas.
Eres genial, vibrante, desbordante y adictiva, tanto que no te ha costado nada que acabase escribiendote esto, para decirte lo mucho que disfruto de verte en mi cama; despeinada, sin gota de maquillaje, con el pelo recogido y una sonrisa grande, de esas que enamoran.
Me has ganado por completo, sin duda no puedo olvidarme ti, de esos desayunarnos sin dormir, y de tantas noches en vela recorriendote, desde el ombligo hasta dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario