sábado, 13 de abril de 2013

Gritos y nada más

Subiré trepando desde tus pies hasta el terminar de tu cuello, como si esta noche ya no tuviese mañana. Iré sigiloso, sin hacer ruido que pudiese clavarse en tus oídos, quiero recitarles todo aquello que he escrito de ti estos meses, y recordarte que nunca quise esto para nosotros.

 Quizás así pueda, por fin, terminar estas largas escaleras, que me llevan desde la más tortuosa de tu indiferencia al cielo íntimo de tu boca, porque he de confesarte, amor, que algún día volverás a ser mía. Sufrirás tú también esta fuerza que golpea en mi pecho, suspirando, a pequeños gritos  tú nombre.

 Te rendirás sin condiciones, como yo lo estoy haciendo al escribirte esto, y entonces solo quedaran los buenos momentos, las risas, lo bonito de tu cuerpo desnudo, y el calor de mis manos abrigándote en los meses fríos.



1 comentario: